Cuando ingresé a ANDHES sentí muchas cosas, entre ellas felicidad, emoción, miedo y ansiedad. Siempre sostengo que desde afuera a la orga se la ve como un monstruo enorme, tiene muchas áreas, equipos y personas, que hacen cosas distintas y tienen objetivos distintos, pero al mismo tiempo todo tiene concordancia y sentido. Para quienes hemos habitado otros espacios de militancia, sabemos que esto es un privilegio, ya que considero que no es algo que se de habitualmente.
