En la historia de los derechos humanos la protesta social ocupa un lugar fundamental. No sólo ha sido el motor de grandes conquistas históricas en materia de igualdad, dignidad y justicia, sino que constituye el ejercicio colectivo de distintos derechos humanos. En cada manifestación pública, vemos cómo se entrelazan y materializan derechos y libertades democráticas, como la libertad de expresión, de asociación, de reunión, el derecho a peticionar ante las autoridades o de participación ciudadana, entre tantos otros.