Día de las Infancias: cuando el Estado se retira, las organizaciones sostienen

En un contexto de ajuste y retrocesos en políticas públicas para niñas, niños y adolescentes, el gobierno nacional reinstaló el “Día del Niño” y desmanteló programas clave para las infancias. Mientras tanto, en los barrios populares, son las redes comunitarias y organizaciones sociales quienes sostienen el derecho a la comida, al juego y a la educación.

Desde el año 2020, y por iniciativa de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) de Argentina, el Día del Niño cambió su denominación por Día de las Infancias con el objetivo de reconocer que no hay una única manera de vivir la niñez. Por medio de esta medida se buscaba visibilizar las realidades diversas y plurales: las infancias trans, no binarias con discapacidad, pertenecientes a pueblos indígenas entre muchas otras. 

Sin embargo, cinco años después el gobierno nacional decidió volver al singular a través del decreto 562/2025 publicado en el boletín oficial el jueves pasado, que instaura nuevamente está fecha bajo la vieja denominación. Este retroceso simbólico acompaña a un contexto económico mucho más grave donde el ajuste golpea fuertemente a las niñeces en un escenario donde la inflación y el desempleo empuja a millones de familias argentinas a la pobreza y a la indigencia.

Bajo el argumento de "optimizar los recursos públicos", y de achicamiento del Estado, se desmanteló una serie de programas sociales y culturales destinados a infancias y adolescencias entre los que se encontraban el Programa de Promoción de Actividades Recreativas y Sociocomunitarias; el plan Jugando Construimos Ciudadanía, el Programa Nacional de Derecho al Juego (JUGAR), el Consejo Consultivo de Adolescentes, entre otros, reduciendo salarios y puestos de trabajo. 

En este año, donde volvieron los debates sobre las modificaciones en el Régimen Penal Juvenil, el oficialismo propone bajar la edad de punibilidad bajo un discurso de mayor seguridad. Esta propuesta no solo significa un retroceso en los derechos conquistados, sino un proyecto contrario al principio de no regresividad.  Es una política demagógica, la cuál no está basada en estadísticas reales sobre la problemática. Ante esta situación, vemos preocupante que la apuesta sea encerrar a niñeces y adolescencias cada vez de menos edad y en paralelo el desfinanciamiento y desarme del Sistema de Protección Integral.   

¿Qué significa celebrar el día de las infancias cuando millones de niños y niñas crecen en la pobreza? ¿Puede una fecha conmemorativa tener sentido si no se acompaña con políticas que garanticen los derechos básicos como la comida, la educación y la salud?.

Allí donde el estado se retira, aparecen con más fuerza otros actores que protegen a las niñeces y adolescencias. Están constituidos en su mayoría por grupos de mujeres referentes en barrios populares, que atienden a todo tipo de problemáticas. Estas redes comunitarias no limitan su asistencia y cumplen el rol de vigilancia y de denuncia frente a la vulneración constante de derechos visibilizando problemáticas que buscan ser silenciadas. Son quienes además acompañan procesos educativos, brindan contención afectiva, promueven el juego y la cultura articulando con profesionales que puedan brindar respuestas integrales. Aquí, las organizaciones territoriales están abarrotadas de trabajo, cada vez con más demandas por alimentos para las familias, y sin reconocimiento de su trabajo. En estos tiempos de ajuste donde hay una constante en deslegitimar a las organizaciones sociales y territoriales alguien se ocupa de dar de comer y son esas organizaciones, porque quienes deben implementar políticas no lo están haciendo.

Celebrar un año más el Día de las Infancias es también reconocer el trabajo y la capacidad de acción de estas organizaciones como una forma concreta de proteger y sostener a miles de niños, niñas y adolescentes.

En este camino, desde ANDHES acompañamos a dos espacios comunitarios en Tucumán que día a día garantizan alimentación, contención y juego para las niñeces en sus barrios. El Merendero Reyes, ubicado en el barrio San Cayetano, recibe leche, azúcar, cacao, harina, galletitas y juguetes en buen estado, así como aportes económicos que permitan sostener la compra de alimentos. Para entregar donaciones materiales, contacta con Ana Reales al 3816378151.

Por su parte, el Merendero Pequeños Felices, del barrio Francisco I, brinda merienda a noventa niñas y niños de la zona, y actualmente necesita mercadería no perecedera y juguetes para continuar con sus actividades. Para donaciones contactarse con Patricia al 3814642128.

En tiempos en los que el Estado reduce su presencia, la solidaridad y el apoyo a estos espacios son esenciales para que cada niña y niño pueda ejercer sus derechos más básicos y crecer en un entorno que les brinde cuidado, dignidad y oportunidades.


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